8M

En los tiempos que corren, con las jaurías de “machos” al acecho y la extrema derecha afilando los dientes, son más que necesarias las mujeres tomando las calles.

Aunque es contradictorio que un hombre “escriba” este artículo, lo hago porque mis compañeras, hoy están de huelga y mi deber como hombre cómplice del feminismo es, recoger sus razones para manifestarse a nivel global. Y es que a estas altura de la partida global y definitiva que se está jugando hay que elegir equipo y salir Por Todas, sin el “a”.

El afán de algunos cuantos por mantener el status y no perder su privilegios se nota. Se está notando en la fiereza con la que ladran en plazas y medios los verdes hombres del cromañón alertándonos, garrote en mano, de que las mujeres son peligrosas porque parece que también pueden pensar. O cuando los príncipes azules de la corte, a los que les hace gracia que las damiselas piensen, parecido a ellos. Eso sí, se atreven a explicarles “que es lo que llevan dentro”. O cuando siendo “modernos”, los pragmáticos y exitosos economistas naranja son tan creativos que se “inventan” el “feminismo liberal”, según el cual vale legislar para alquilar y poner precio a los vientres de las mujeres o legalizar la prostitución para “ayudar a esas pobres mujeres”. Total ya se comercia en ambas situaciones con ellas, así que lo más pragmático es convertir oficialmente y con papeles, a las mujeres en una mercancía más. Eso si “por consenso”, para recordarnos que también son liberales y que obedecen a “Don mercado”, su señor.

Se está nota cuando en un intento desesperado por seguir chupando cámara y alimentando un falso debate sobre el “feminismo extremista”, unos cuantos anacrónicos desadaptados, sacan autobuses misóginos a la calle para tratar de insultar a las mujeres libres y lo único que logran es ilustrarse a ellos mismos. El morado de su autobús no es el morado rebelde de las mujeres guerreras, ni el mágico de las brujas, ni el apasionado de las pensadoras, ni tampoco el luchador de las lesbianas. No es el morado de ninguna de las mujeres porque no es el morado del coraje de todas ellas. El morado de “ese autobús” es el que llevan luciendo desde hace miles de años otros que llevan faldas y que también aúllan en manada. Esos que las han asesinado, quemado en la hoguera, perseguido, violado y señalado por no dejarse doblegar; o esclavizando con dogmas, culpas y pecados a las que se convirtieron en sus fieles siervas para entregarlas haciéndoles prometer obediencia, hasta que la muerte los separe, bajo tutela y usufructo de los “buenos hombres”. Total, si salieron de la costilla de Adán… les pertenecen.

Se nota porque se huele su miedo a perder este status quo desigual y discriminador que hasta hace muy poco la mayoría de la sociedad no nos imaginábamos que se podía cambiar. Y dentro de todos esos privilegios que temen perder y por los que ahora están soltado esos “machos antiguos” los perros hay uno, el único, que nos “han concedido” o más bien del que nos han hecho cómplices durante milenios al resto de los hombres: Creernos poseedores de algún poder que nos hacía estar por encima de las mujeres y ejercerlo durante todo este tiempo, consciente o inconscientemente.

Se nota y esto sí que nos alegra, cuando nos damos cuenta de que cada vez somos más los hombres que hemos o estamos despertando de ese sueño colectivo tan casposo, tramposo, vergonzante e injusto, del que nos convencieron a casi todos desde tiempos inmemorables, de creernos mejores, superiores o más válidos que nuestras cómplices y socias las mujeres. Así que dándoles las gracias a todas ellas por su inteligencia, generosidad y fuerza les pedimos que sean ellas las que nos digan ¿Por qué más hay que parar el 8M?

Prosperidad y larga vida.