CRÓNICA DE UNA GUERRA OCULTADA

MÁS DE 100 AÑOS DE REALISMO TRÁGICO

Cuando era muy pequeño, quizá unos 4 o 5 años, venía a casa cada tanto tiempo un señor muy viejo, muy blanco, con el pelo cano y los ojos muy claros. Venía a visitar a mi abuela, pues ella era la viuda de su sobrino. No sé cuántos años tendría entonces el tío Pedro, supongo que casi cien, pero si recuerdo algunas de las historias que nos contaba sobre “la violencia”. Algunas las había escuchado de joven y otras le había tocado vivirlas a él mismo, como La Guerra de Los Mil Días en la que había combatido y con la que los colombianos inauguramos el siglo XX.

Oficialmente se contaron muchas mentiras… La primera mentira fue que no duró mil días, duró más, exactamente 1130, durante los cuales los Conservadores en el poder y los Liberales alzados en armas, se enfrentaron por la forma de asumir las riendas de un Estado en ruina, con un grave problema de concentración de tierras y de la riqueza y con una economía que basaba su modelo en exportaciones agrícolas. Además con una escasa industria y una clase trabajadora en condiciones cada vez más precarias. ¿Les suena?

El asesinato político en Colombia, tiene muchos antecedentes. Ya en 1914, un presidenciable, Rafael Uribe Uribe fue asesinado a hachazos. Uribe Uribe apoyaba el desarrollo del movimiento sindical y cooperativista en el país, eso no le convenía al pequeño grupo que ha dominado el poder político durante varios siglos. Lo desolador es que el escenario parece no haber cambiado demasiado en estos últimos 100 años y que los Uribes de ahora no son como el Uribe de hace un siglo, porque los de ahora las únicas cooperativas que han apoyado son las Convivir.

El “Genocidio del Putumayo” comenzó desde el último cuarto del siglo XIX y se extendió hasta las primeras décadas de XX y se refiere a los años de abusos, esclavitud forzada, masacres y etnocidio contra las poblaciones amerindias de la amazonia, entre el río Putumayo y el río Caquetá durante la época de 1879 a 1912 en plena fiebre del caucho.

En 1919 fueron a por los sastres. El 16 de marzo de ese año 4 Mil sastres salieron a manifestarse contra la compra de uniformes militares a EEUU, por el gobierno de Marco Fidel Suarez, para la celebración del primer centenario de la independencia, paradójico, ¿No? La guardia presidencial reprimió a los manifestantes y dejó 20 sastres asesinados y 15 heridos.

A los diez años, más o menos, 25 Mil trabajadores de la United Fruit Company realizaban una huelga el 5 y el 6 de diciembre de 1928 en el municipio de Ciénaga, Magdalena, cerca de la ciudad de Santa Marta. El balance oficial del gobierno colombiano cifró las muertes en 47, el embajador francés reportó 100, el embajador de los EEUU llego a admitir que la cifra podría llegar a las 1000 víctimas. Pero los supervivientes siempre aseguraron que los militares asesinaron más de 3000 personas.

El uso de la intimidación, la fuerza bruta y el asesinato del contrario nunca ha cesado en Colombia, pero mi abuela y mis tías y tíos abuelos, y la gente mayor a la que conocí de niño, tenían muy presente las décadas de los 30ts a los 60ts. Durante ese periodo las masacres en todo el país se multiplicaron. Pero sin duda alguna esa generación de colombianos sintió que todo saltaba por los aires el 9 de abril de 1948, con el magnicidio de Gaitán, candidato oficial del Partido Liberal para las presidenciales de 1950, en las que tenía mucha posibilidad de arrebatar el poder al gobierno conservador y filofascista.

Su asesinato generó levantamientos populares y disturbios, inicialmente en Bogotá, conocidos como el Bogotazo, y luego la mecha se encendió a nivel nacional incrementando ese periodo sangriento en la historia del país que se sigue conociendo hoy como ‘La Violencia’, así, en abstracto.