EL GUARDIAN DE LA VIDA

FRANCISCO, EL PEQUEÑO GIGANTE

Estaba yo sentado en el sofá del salón de mi casa, en Madrid, viendo la tele cuando de pronto una vocecita menuda que salía de la televisión, nos robó la atención, nos cautivó… Se trataba Francisco Vera Manzanares un niño ambientalista que nos asombró a todos con su elocuencia y claridad. A mí que nunca he pensado en tener hijos y ya estoy seguro que nunca los tendré, me encantaría que los hijos de mis amigos y todos los niños que estuvieran naciendo, fueran así. Por el bien de ellos, de todos nosotros, de los que sigan viniendo y por el bien del planeta. Pero vamos con la historia de Francisco que es el inspirador de este cuento:


No hace mucho tiempo, en un país muy paradójico de cuyo nombre a veces me duele acordarme. Del que dicen que siempre se ha movido entre lo trágico y lo irónico pero, donde contra todo pronóstico, también brilla la alegría, vio la luz de la vida un pequeño, aparentemente normal, pero que resultó ser un niño mágico, con super-poderes. Ana María y Javier Alejando le regalaron la experiencia vital y lo llenaron de amor. Lo recibieron en un hogar feminista y animalista, donde aman la naturaleza. Y le leyeron libros, muchos libros, para que fuera desarrollando su propio criterio, hasta que ya los pudo leer él solito, muy pronto por cierto.

EL NIÑO AMBIENTALISTA

Aunque nació en la Gran Capital sus padres decidieron volver con él al poblado donde habían nacido, Villeta, para que creciera conectado. Y sí que lo hizo. Vivieron con su abuela, la reina madre de una finca campesina. Compartió juegos con gallinas, patos, cabras, pavos, con su perro Pinky y con su gato Foucalt… Y con otros niños, “claro”, porque como él mismo dice sigue siendo un “niño normal que hace las tareas y es juicioso y que también sigue teniendo tiempo para jugar”.



Creció rodeados de libros de ciencia, filosofía, literatura y con libertad, mucha libertad. Para expresarse, para opinar, para preguntar, para proponer y eso le dio una mente ágil y lo que llaman “un piquito de oro”. Por eso un día Francisco sintió que no podía guardarse en secreto los poderes que le habían sido concedidos, porque parece que a él también le resonaba eso de que “un gran poder con lleva una gran responsabilidad”.

Un día, a los 9 años, nuestro joven héroe después de mucho pensar cómo podía ayudar a proteger el ecosistema y a sus hermanos los animales, tuvo una idea. Desde su cuartel general, el salón de la casa, llamó al trabajo a su mamá para pedirle permiso si podía crear “un movimiento infantil para proteger y defender el medio ambiente”.

Así comenzó el camino de este Guardián, que ya lo era antes de saberlo o que siempre lo supo desde antes de serlo. Al llamado acudieron varios escuderos, niños vecinos del conjunto, a los que les propuso una marcha hasta el parque del pueblo y nació el Movimiento Ambientalista Guardianes por la Vida.


Ya cuenta con cientos de niños aliados en Colombia, México, Argentina y otros países. Su labor ha sido reconocida por la Alta Comisionada para los DDHH de la ONU, por su arrojo y posicionamiento frente a las condiciones climáticas y las estrategias medioambientales, felicitándolo por su trabajo en Colombia y Sudamérica. Y también fue nombrado embajador de buena voluntad de la UE.

De grabar vídeos en los páramos de su territorio para explicar las maravillas que contienen y todo lo que aportan a nuestro ecosistema planetario, este Guardián, ha pasado a hablar ante el Senado Colombiano para exigir legislación de protección animal, contra el Fracking y contra el uso de los plásticos, a grabar charlas TED sobre el cambio climático y a acudir a foros internacionales como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26).



Sin embargo no todo han sido apoyos y felicitaciones. Su activismo también ha llegado a poner a Fran en la mira de haters que tras el anonimato han lanzado insultos e incluso se han atrevido a amenazarle de muerte varias veces. Pero como sus poderes no proceden de ningún evento sobrenatural, ni de la picadura de ningún bichito, sino que le fueron otorgados por la magia más poderosa que jamás haya existido, el amor, de inmediato todos le rodearon. Su familia, sus amigos, sus seguidores, las organizaciones con las que ha conectado durante estos años defendiendo la causa ambientalista, todos le apoyaron y le protegieron.


Y en este cuento no hay de momento, ni habrá por muchos, muchísimos años, un colorín colorado. Porque la historia de Francisco Vera Manzanares, que quiere ser sociólogo y astrofísico, apenas está empezando y con causas nobles, como la suya, estamos seguros que la vida inteligente del planeta no se ha acabado todavía, pese a quienes nos gobiernan.

– Francisco: “Creo que estamos donde estamos por una sola palabra: indiferencia. De las personas que saben lo que pasa, porque está frente a sus ojos, y no hacen nada. Y esto no sólo ocurre con el cambio climático sino con muchas otras cosas en todo el mundo. Estamos como estamos por la falta de empatía con el prójimo, no importa si el otro se quedó sin casa si yo tengo la mía.”


Se termina la entrevista que le están haciendo en la tele a Fran y se nos queda a todos una sonrisa en la boca y un calorcito en el corazón. Con héroes como este Guardián de 12 años dan ganas de escribir. De contar sus historias y sobre todo de seguir creyendo, dan ganas de seguir viviendo y luchando por nuestra gente y nuestro planeta. ¡GRACIAS FRANCISCO!


BLANCO Y EN BOTELLA

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